La magia de la vida
Entre lo que somos y lo que parecemos
la magia de la vida fluye.
Necesitamos del
mundo exterior para vivir
y de los sueños, fantasías o idealidades
para sobrellevar el camino,
sin embargo no podemos aferrarnos
a la realidad de forma absoluta,
tampoco vivir inmersos en los
laberintos de la imaginación.
No es sensato
dedicarse
por entero a la realidad,
la realidad es puramente monótona,
la crudeza de los acontecimientos,
las sinrazones,
la falta de aliento espiritual
nos conducirían fácilmente
a la locura, y asirse a los caprichos
de la imaginación trae por igual
funestas consecuencias,
pues no hay forma alguna
de aislarse totalmente del mundo
exterior sin perecer.
Nuestra vida es
un contraste,
somos materia y energía
en conjunción, la vida atada
a lo transitorio pende y depende
de dicha fusión para existir.
El
espacio-tiempo en que transcurrimos
tiene rostros desiguales
que se complementan entre sí,
que comparten un mismo ciclo,
una misma circunstancia,
un mismo sentir como eternos
e indivisibles compañeros de viaje,
como mitades inseparables
de un mismo ser.
Rafael N. Fernández
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