A Domingo de la Cruz   

            Ingénito del alba

 

Es tu luz de espejo

como el agua,

como espiga y clorofila,

se abre en alas del silencio,

en el alma de las formas,

en las horas de los versos,

en el aire oscurecido,

en el color de las hojas,

en los surcos y el rocío,

como efigie meridiana,

como lucerna o lancero,

y es el sueño en que nos habla

un claro trébol,

un fijo signo de paloma

de horizonte desatado,

un alto cauce de latidos

ante la sombra.

    

       Rafael N. Fernández

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