Patrimonio de las palabras
Las palabras
tienen raíces
que a veces dejamos
atadas a la tierra,
para que crezcan
y se asemejen a un árbol
y como un árbol
florezcan y fructifiquen
y sus
cognitivos frutos cuajen
y sigan
materializándose más allá
de nuestra
propia existencia.
Las palabras tienen
hojas donde posarse
y tienen alas
incansables
para surcar a
través del tiempo
los vastos,
desiguales
e irrepetibles
caminos de la
historia.
Las palabras poseen
luces y sombras
y al igual
que quienes la eternizan
sostienen razones,
pasiones, esperanzas
e intenciones que obedecen
y defienden un lado
u otro de la balanza.
Las palabras que amanecen
como el agua,
como el aire
o como el fuego,
las que manan
de la existencia,
de la observación seria
y profundad de la realidad,
crean y
transforman,
abren senderos
y empoderan;
llevan consigo
las llaves del tiempo y de la vida,
las llaves que abren
las llaves que
eternizan la conciencia
y hacen
posible el equilibrio.
Rafael N. Fernández
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