Redentor
Una estrella
fue
la paloma
ante
aire y los espejos,
ante
el circulo y la esencia,
de
la luz y su estatura,
del establo como abrigo
y sus ángeles terráqueos,
de la espiga como el agua
y
su efigie descendida,
como
puerta de la esfera,
como
ánfora del sueño
o
luciérnaga en cristales,
con sus alas de universo,
de
intersticio inacabable,
de
horizonte desatado
por las
hieles y el rocío,
por
el cáliz como abismo,
por las alas de la sombra
sobre el día y su armadura,
por las cobras y el eclipse
sobre
el árbol y el camino.
Rafael N. Fernández
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