Olivorio Mateo
Olivorio Mateo
La tempestad te condujo;
te hizo huésped de la esencia,
te dio el aire como espejo
y la estatura del sueño,
su luz profunda,
su
atmosfera secreta
y un claro trébol como el agua,
como lámpara o luciérnaga
buscándose en la sombra,
en
las alas incorpóreas,
en sus hilos invisibles.
Rafael N. Fernández
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